Después de muchos tesitos...

Published on 11 March 2025 at 20:57

Hace unos meses estaba atrapada en un trabajo que no me gustaba, y lo único que pensaba era: "¿Cuándo voy a hacer algo que me guste?". Me preguntaba si alguna vez experimentaría esa sensación de trabajar en lo que amo y sentir que nunca estoy realmente trabajando. Me quejaba constantemente. Mi vida era una energía negativa difícil de soportar. Me enfermaba, por supuesto, hasta que un día ya no podía moverme con facilidad. Fui al médico y me dijo: "¿Por qué no renuncias? ¿O trabajas menos? Tomate un tesito, descansá estos días y pensá cómo podés vivir mejor. Juntate con tus amigos, andá a bailar".

 

Algo típico de los médicos europeos es que te manden a tomar té. Yo estaba enojadísima. Me sentía invalidada. ¿Y todos mis dolores? ¿Y quién me iba a pagar las cuentas si renunciaba, señor? Pero esos días tuve certificado médico, me quedé tranquila, me tomé unos cuantos tesitos y me di cuenta de que el señor tenía razón. ¿Por qué tengo que vivir esta vida? ¿Acaso porque soy emigrante me tengo que bancar cuatro años haciendo cosas que no me gustan? Por supuesto que los planes de volver a Argentina volvieron en un instante, pero tampoco era lo que quería.

 

Me puse a escribir cómo sería un día ideal de mi vida, desde que me despierto hasta cómo me voy a dormir. Escribí todo con detalles y me dije: "Lo voy a hacer posible como sea". Busqué información, tracé millones de planes, seguí trabajando mientras tanto en empleos que no me gustaban, pero ya tenía un objetivo: trabajar, disfrutar del proceso, juntar dinero, porque en poco tiempo abandonaría esa vida.

 

Hoy, después de haber trabajado 12 horas en mis proyectos y de no haberme dado pausas (porque la autoexigencia a veces me gana), no estoy cansada, no me duele nada. Tengo el corazón explotado de felicidad porque lo logré. Estoy viviendo la vida que deseaba mientras hacía trabajos agotadores (física y emocionalmente, no olvidemos mis años de au pair). Mi problema no era que no me gustaba trabajar (como algunos me criticaban), sino que trabajaba en algo que no me gustaba.

 

Hoy ya no busco demostrarle nada a nadie, solo elijo para mi bien. Hoy vivo la vida que escribí aquel día. Es la prueba de que cuando alineamos nuestra energía con nuestra visión, el universo responde. Vivo la vida que busqué por mucho tiempo ¡Amo lo que hago por fin! Y me doy las gracias por permitirme los espacios de introspección, de crecimiento y de coraje.

 

Hoy estoy muy feliz y quisiera compartirlo con todos, porque este camino también fue posible gracias a las millones de cuentas que hay en redes sociales sobre crecimiento personal, que me llevaron a pensar y actuar. No le quitemos el crédito a mis terapias, por supuesto. Pero las redes sociales pueden ser un motor positivo muchas veces, por eso me alegra estar aquí. Y aunque sigan habiendo piedras en el camino, ahora ya sé que las puedo esquivar o, si quiero, usarlas para construir el puente que me lleve aún más lejos.

 

Gracias ♥
Jan

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